Aunque el presidente Hugo Chávez ha emprendido una serie de acciones para neutralizar a sus adversarios, el 2011 no luce alentador para el lider izquierdista que deberá lidiar con una oposición fortalecida en medio de un debilitamiento de su popularidad.
Ante el escenario adverso que se le avecina, Chávez aprovechó los últimos días del congreso saliente, con mayoría oficialista, para lanzar un paquete de leyes que incrementan los controles sobre los medios, el internet, las organizaciones de derechos humanos, las universidades y la banca, y fortalecen el modelo socialista que impulsa.
Además, para tratar de neutralizar la acción de la nueva Asamblea, que podría bloquear el avance de sus planes, el gobernante logró una ley habilitante, la cuarta en sus casi doce años de mandato, que lo faculta para legislar por decreto en diversos ámbitos hasta junio del 2012, seis meses antes de las elecciones presidenciales en las que optará a la reelección.
La mayoría oficialista también modificó el reglamento interno de debates de la asamblea para limitar el numero de sesiones e intervención de los congresistas y garantizarle a los aliados de Chávez el manejo de las comisiones y la directiva.
La oposición sostiene que esa ley y un paquete de otros instrumentos legales aprobados en las últimas semanas tienen por objeto permitir al gobierno acorralar a los disidentes.
Al radicalizar su proceso Chávez cerró la posibilidad de diálogo con sus adversarios, lo que hace prever que el 2011 será un año de crispación, que podría complicar más la desfavorable situación económica del país.
El mandatario lanzó en noviembre una abierta provocación a sus adversarios al señalar, durante un acto en la Asamblea Nacional, que "este parlamento venezolano, a partir del 5 de enero, debe ser de extrema izquierda; y no sólo el parlamento, el gobierno. Necesitamos un gobierno y una fuerza armada más radicalmente a la izquierda".
Aunque el anuncio no sorprendió al país si dejó claro que el gobernante está dispuesto a imponer su proceso socialista a cualquier costo y sin tomar en cuenta a más de la mitad de los venezolanos que rechaza el modelo radical, según señalan las principales encuestas.
"En las ocasiones en las que el presidente Chávez se ha visto en aprietos, se ha visto en un escenario adverso, normalmente la tendencia ha sido huir hacia adelante, es decir radicalizarse, aumentar el nivel de confrontación y tratar de provocar incluso hasta violencia para justificar digamos un nivel de persecución mayor hacia la oposición", afirmó el periodista y escritor peruano Alvaro Vargas Llosa, al analizar las razones que llevaron a Chávez a asumir una línea más radical.
Vargas Llosa indicó a la AP que uno de los factores que privó en esa determinación es el "estrepitoso fracaso" del sistema económico venezolano, que se evidencia en la inflación de 27,5% que enfrenta el país, la mayor de la región desde hace cinco años y seis trimestres consecutivos de contracción.
Al respecto el director del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela Angel Alvarez dijo que el deterioro de los ingresos fiscales, generado en parte por la lenta recuperación de los precios petroleros y la alta inflación, ha limitado las posibilidades de Chávez de mantener su popularidad, lo que se ha evidenciado en el incremento de protestas callejeras en los últimos meses.
Alvarez dijo a la AP que a las dificultades económicas se ha sumado la "ineficiencia" del gobierno para resolver problemas como la delincuencia, el deterioro del sistema de salud y del resto de servicios públicos, que han generado "una evaluación muy negativa (del gobierno) por parte de un sector muy importante de la población".
El académico sostuvo que "la única alternativa que le queda al gobierno respecto de su propio base de apoyo es cohesionarla ideológicamente" y por ello recurre a la radicalización.
Los analistas estiman que otro factor que influyó en la decisión de Chávez está relacionado con los resultados de los comicios legislativos del 26 de septiembre en los que la oposición logró 67 de 165 escaños, y le bloqueó al gobierno la posibilidad de controlar dos tercios de la Asamblea Nacional.
Por casi un lustro la oposición no tuvo representación en el congreso debido al boicot que hicieron a las elecciones legislativas del 2005. La bancada oficialista y sus partidos aliados tuvieron por casi once años más de 110 congresistas (una mayoría calificada), pero a partir del 5 de enero sólo contarán 98 diputados, que incluye un aliado del Partido Comunista de Venezuela.
Aunque el oficialismo cuenta con los votos suficientes para aprobar nuevas legislaciones, en el caso de las leyes orgánicas no tendrá la misma suerte puesto que se requiere una mayoría calificada para sancionarlas. La oposición consciente de esa realidad ha asegurado que se centrará en incrementar el debate legislativo y el control de la gestión del gobierno.
Vargas Llosa dijo que los resultados electorales de septiembre constituyeron "un aviso muy serio" para Chávez "de lo que se puede venir en las elecciones presidenciales" del 2012.
"El ha entrado en un cierto nivel de desesperación porque sino logra establecer un control muy firme de todo el proceso antes de las elecciones presidenciales se puede ver ante un escenario de derrota electoral, lo que evidentemente no solamente no está en sus planes sino que va en contra de todo lo que ha sido el objetivo de este modelo desde el primer día", aseveró el analista.
Decidido a extremar los controles sobre todo los sectores del país, Chávez intensificó en los últimos meses del 2010 las expropiaciones en los sectores de alimentos y construcción y retomó las amenazas contra los alcaldes y gobernadores opositores, la corporación Empresas Polar, que es el mayor grupo privado del país, y el canal de noticias Globovisión, que es la única televisora opositora al gobierno.
Las últimas sesiones de la Asamblea han sido usadas por el oficialismo para elegir nueve magistrados y 32 suplentes del Tribunal Supremo y definir leyes claves como el presupuesto del 2011, la administración financiera del sector público, y de las instituciones bancarias que abre el camino para declarar de utilidad pública a la banca, un sector que mayoritariamente está en manos privadas.
El analista político Ricardo Sucre afirmó que las acciones que ha tomado Chávez en las últimas semanas están orientadas a "tratar de intimidar al país un poco para ver si puede doblegarlo" y "anular las fuentes que se considera pueden ser decisivas en una elección presidencial".
"La temperatura política va ser mucho mayor en el 2011... pero es la misma lógica, el país resistiendo y el gobierno tratando de imponerse", agregó Sucre.
La forma cómo los sectores adversos al gobierno reaccionarán a las acciones de Chávez resulta aun una incógnita. Alvarez dijo que todo dependerá de las "estrategias de resistencia" que desarrolle la oposición, y de que "no le hagan el juego a la estrategia radicalizadora".
Tal Cual Digital
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