lunes, 12 de julio de 2010

Dicen que Chávez desea control de Iglesia porque la ve como rival

Catedráticos y obispos analizan las causas de los ataques gubernamentales

Más allá de la influencia espiritual que pueda ejercer sobre la mayoría de los ciudadanos, su labor a favor de los más necesitados, su firme postura en defensa de la democracia y su histórica posición de cuestionamiento al poder constituido dan a la Iglesia católica una "enorme autoridad moral" y; por está razón desde el Gobierno la ven como una amenaza.



A esta conclusión arribaron el director de Estudios Liberales de la Universidad Metropolitana, Guillermo T. Aveledo; y el primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Baltazar Porras, quienes analizaron las causas de los constantes ataques gubernamentales contra la jerarquía eclesiástica.



"La Iglesia tiene una enorme autoridad moral, porque a diferencia de otros países latinoamericanos estuvo involucrada en la restauración de la democracia, fue una aliada del sistema político anterior y no participó en derivas autoritarias como las iglesias del Cono Sur. Nunca estuvo bien vinculada a los gobiernos dictatoriales y además, como el Estado venezolano, desde sus orígenes, ha sido de corte liberal siempre ha estado enfrentada al poder político y eso le da una enorme autoridad", afirmó el catedrático, quien agregó: "La Iglesia, junto al Estado y la industria petrolera, es la única que tiene presencia nacional y eso le da un enorme contacto con las poblaciones más humildes.

No ocurre lo de Colombia, Chile o Argentina, donde la Iglesia está muy vinculada a los sectores dominantes. Todos estos elementos la hacen un rival temible para el Gobierno, porque las advertencias de la Iglesia no son las advertencias de unos viejos carcamales que viven de lujos, aunque así los quiera hacer ver el Gobierno, sino de gente mucho más involucrada en la actividad social que en otros países de la región". 



En similares términos se pronunció el también arzobispo de Mérida, quien aseguró que el objetivo del mandatario es someter al Episcopado, pues "estamos ante un Gobierno que no acepta a otra institución distinta de él mismo. Es un Gobierno que pretende copar todas las esferas".



El silencio no era garantía



Aveledo negó que el abstenerse de criticar o formular observaciones frente a los problemas del país hubiera evitado la actual situación, pues "una revolución que pretende reconstruir la patria desde su raíz tiende a tratar de replantear todas las relaciones sociales, incluyendo las de la Iglesia". Porras, por su parte, señaló que el objetivo último es amedrentar no sólo a la Conferencia Episcopal, sino a toda la ciudadanía. "Quiere que uno se inhiba, que no haya ninguna participación y que él tenga todo el espacio".



El catedrático aseguró que el Ejecutivo ha tratado de hacer lo mismo que ha hecho con la sociedad: Dividirla entre pueblo (sus seguidores) y oligarcas (sus detractores). "Los sacerdotes serían el pueblo y los obispos los oligarcas", precisó. No obstante, señaló que hasta ahora no ha tenido éxito, pues la institución se mantiene unida y sigue gozando del respeto de la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, Aveledo no descartó que el Gobierno insista en sus intentos por controlar a la Iglesia e incluso trate de emular a China o Vietnam, cuyas iglesias católicas están intervenidas y no están bajo la égida de Roma. 



Ni tan mal



Por su parte, el rector de la Universidad Católica del Táchira, el jesuita Arturo Sosa, aunque reconoció que las relaciones con el Gobierno están muy deterioradas, aclaró que esto ocurre con la jerarquía eclesiástica, pues "en otros aspectos como la contribución a la educación popular desde las escuelas la relación ha sido normal".



No obstante, desde el Episcopado se viene denunciado la supresión de subsidios para numerosas obras sociales. Por último, hizo un llamado al Gobierno a escuchar las voces críticas y al Episcopado a continuar buscando el diálogo con las autoridades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario