El miembro de la Conferencia Episcopal Venezolana y arzobispo de Mérida, Baltazar Porras, cuestionó que sean utilizados todas las instituciones y canales del gobierno para estar en una campaña permanente de descrédito y de calumnias no sólo contra la Iglesia "sino contra todo el mundo".
El miembro de la Conferencia Episcopal Venezolana y Arzobispo de Mérida, Baltazar Porras, calificó de "parodia" la sesión de ayer de la Asamblea Nacional (AN) en la que fueron descalificados los obispos y señaló que lo que hace es poner en evidencia lo que no debe ser un Parlamento.
"El problema está en ver cómo se le encuentran solución a las tantas angustias que tiene el pueblo venezolano, no puede ser que declaren una política de exterminio, de llevarse a todo el mundo por delante en una especie de deslave en el que no queden sino ruinas para desde ahí edificar el proyecto político que se quiera en base a la miseria y la incapacidad de los que queden vivos", dijo a Unión Radio.
Cuestionó que sean utilizadas todas las instituciones y canales del gobierno para estar en una campaña permanente de descrédito y de calumnias no sólo contra la Iglesia sino "contra todo el mundo".
Reiteró una vez más que no es de la autoría del Cardenal el documento que los medios del Estado le han atribuido en el que se establece que la Iglesia debería ser la única responsable del sistema educativo nacional.
"Hace un montón de meses se dijo que es falso (el documento) que además se cae por su propio peso porque esa no es la forma ni la manera" que lo caracteriza para dar su punto de vista.
Considera que el gobierno cree que con la cobertura que tienen sus medios "y a fuerza de repetir un serie de mentiras eso se convierte en una realidad".
A juicio de Baltazar Porras en ocasiones cuando se está a ciertos niveles de poder "se está obnubilado y se piensa que se tiene la sartén por el mango, eso lo reflejan (los del gobierno) con la falta de diálogo, la falta de voltear a ver qué es lo que está pasando".
Recriminó que así como desde el gobierno se insulta a la Iglesia se hace lo mismo con gente del pueblo, es el caso de la descalificación a los trabajadores del metro señalados de hacer sabotaje.
"Ese tipo de cosas es importante que la valoremos con serenidad para no caer en la desesperanza y no pensar en que no hay nada que hacer, no, hay mucho por hacer, sólo echando para afuera el miedo que se nos quiere inocular en los tuétanos y para que se crea que no se pueda ni abrir la boca", apuntó el cardenal.
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