miércoles, 10 de agosto de 2011

La jalada suprema

Al Presidente se le viene adulando en todas las formas posibles, pero lo del lunes tal vez será considerado en el futuro como el punto de no retorno del "culto a la personalidad"

En los anales de la jaladera de bolas nacional quedará como un hito la cadena nacional del lunes en la noche, que “celebraba” los 40 años del ingreso de Chacumbele a la Academia Militar.

Al Presidente se le viene adulando en todas las formas posibles, pero lo del lunes tal vez será considerado en el futuro como el punto de no retorno del “culto a la personalidad” a la Stalin, Kim Il Sung y Mao Ze Dong, del egregio prócer de Sabaneta.

Durante más de media hora los “creativos” de esa basura se refocilaron desde imágenes casi intrauterinas del interfecto hasta sus primeros pasos como cadete, pero todo esto con una verborrea de una cursilería y ridiculez supremas, buena parte de ella, por cierto, en boca del propio “homenajeado”.

La parte central del documental fue la de Chacumbele solo, en el gran patio de la Academia Militar, leyendo en voz alta y comentando pasajes de su famoso diario de cadete, en el cual, afirma haber dejado estampada la premonición de todo lo que después ha sido. En verdad no estaba solo. Tenía un público de excepción: José Vicente Rangel, Anita y Papipapi.

Los tres, silenciosos y asintiendo continuamente, se calaron la exégesis de esas memorias memorables, valga la ultra redundancia. Este minicronista, sin embargo, observó (o al menos así me lo pareció) que ese anciano de 84 años que es hoy JVR, no lograba disimular el bochorno y la vergüenza que experimentaba por haberse sentido obligado (porque voluntariamente no fue) a participar en esa payasería, ya en los finales de su larga vida, en parte de la cual algunos llegamos a creer que podía ser presidente de la República.

Daba lástima, es verdad. Sobre todo porque no ignora que ese bodrio es un paso de siete leguas en el desarrollo de esa perversión gigantesca que fue la adulancia de masas, el culto a la personalidad, impuesto a los antiguos países comunistas por el stalinismo. La excepción, qué ironía, ha sido Cuba, donde Fidel jamás permitió mamarrachadas como esa. ¿Eso no le dice nada a Chacumbele?

... la lisonja es un veneno mortal para las almas bajas... "Simón Bolívar"

Tal Cual Digital

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