La veloz declinación de la producción de crudo en el Lago de Maracaibo, la que fuera la principal zona de extracción en Venezuela, entorpece los esfuerzos de la estatal Pdvsa por reanimar su estancado bombeo en medio del boom de precios, dijeron fuentes de la industria.
La extracción de crudo bajó en 2010 a su menor nivel desde un prolongado paro que golpeó la producción local entre el 2002 y el 2003, al promediar 2,78 millones de barriles por día (bpd) según cifras del Ministerio de Energía.
Pese a que voceros del Gobierno de Hugo Chávez han dicho que la producción se mantiene en torno a 3 millones de bpd, en abril habría caído nuevamente a 2,7 millones de bpd, según las cifras de exportaciones que reveló el ministerio en mayo.
“Más del 50 por ciento de la producción actual se concentra en nuevos campos, incluyendo el norte de Monagas, la Faja del Orinoco y las áreas costa afuera. En las zonas tradicionales, lo poco que se logra aumentar la producción, rápidamente se revierte”, dijo a Reuters el presidente de la Asociación Venezolana de Contratistas Petroleras, Reneiro Contreras.
La Asociación calcula que de una capacidad de extracción de 1,2 millones de bpd, el Lago de Maracaibo y las zonas cercanas apenas están aportando unos 500.000 bpd, un fenómeno que aunque ha sido acumulativo se estaría acelerando.
Tanto Contreras como fuentes ligadas a las operaciones de PDVSA acusan trabas en el mantenimiento de los campos del occidental estado Zulia, donde el Gobierno de Chávez expropió a más de 70 contratistas en 2009 sin que hasta ahora hayan recibido compensación por sus activos.
A esto se suman frecuentes fallas eléctricas y robo de piezas y materiales.
“Pdvsa no está haciendo ni siquiera mantenimiento correctivo. Los pozos que dejan de funcionar se cierran”, agregó Contreras.
Voceros de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no estuvieron inmediatamente disponibles para hacer comentarios al respecto.
Tras un siglo de explotación, el estado Zulia requiere crecientes inversiones para mantener la producción a flote, así como la incorporación de sistemas de inyección de vapor y gas, afectados por expropiaciones y nacionalizaciones.
Siembra sin cosecha
Cifras de Baker Hughes aparecidas en el boletín mensual de la Opep indican que Venezuela ha incorporado taladros desde el 2010 para llegar a 93 en abril, aunque este número es bastante inferior a las 217 unidades que según el Gobierno hay activas y a la meta de 237 fijada para este año.
En lo que sí parece haber coincidencia es en el esfuerzo que están haciendo Pdvsa y sus empresas mixtas por reanimar la extracción, en momentos en que los países Opep arrojan más barriles a un mercado de precios y demanda en alza.
“Pdvsa autorizó la aplicación de procesos de emergencia para acelerar la compra de equipos para exploración y producción, entre ellos la descentralización de la procura, que había sido un dolor de cabeza”, dijo un operador del mercado que prefirió el anonimato por comerciar con la petrolera.
A finales del 2010 el Ministerio de Energía ordenó a más de 20 empresas mixtas conseguir financiamiento propio para apalancar planes de remediación de la producción, los cuales se pondrían en práctica este mismo año.
La renovación de la junta directiva de Pdvsa ordenada en mayo por el presidente Chávez sirvió para reforzar el área de exploración y producción con la llegada de un nuevo director.
Pero no todos están de acuerdo en que estos cambios darán resultados sobre la producción en el corto plazo.
Contreras dijo que Pdvsa intenta presionar las tarifas de las firmas de servicios a la baja, mientras conforma empresas mixtas con transnacionales como Schlumberger , lo que sumado a las amenazas de expropiación ha dejado fuera del juego a muchas compañías, especialmente a las nacionales.
El estricto control de cambio que impera en Venezuela también dificulta las importaciones, dijo por su parte el operador, quien añadió que esto acaba por inflar las tarifas.
“Los equipos de perforación que se han incorporado no han dado resultados y por eso la producción no sube”, dijo Contreras.
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