miércoles, 22 de junio de 2011

Fracaso cantado

El plan habitacional requiere al menos 8 millones de puertas y en el país no hay capacidad para elaborarlas. Se necesita aumentar en 15% la generación eléctrica, mientras se aplica un plan severo de racionamiento

Asiste Venezuela diariamente a protestas de damnificados que están en refugios desde diciembre de 2010 y a quienes no se les han entregado las casas que les prometieron. Gente que vive hacinada en sitios que no reúnen las condiciones humanas para que la familia pueda disfrutar de condiciones de vida adecuadas que son causa de descontento.

Conviene recordar que en el presupuesto de gasto de 2011 no se previeron los recursos para la construcción masiva de viviendas y las lluvias de diciembre de 2010 con los estragos que causaron lo que hicieron fue evidenciar el problema que desde hace años enfrenta el país: La falta de viviendas.

Este gobierno, que ha dispuesto de más dinero que ningún otro en la historia de Venezuela, ha construido en promedio 30.000 viviendas cada año cuando la demanda excede las 200.000.

Eso sí, ha sido el gobierno muy diligente para fabricar casas en Bolivia, Cuba y Nicaragua. Para eso sí ha habido dinero. Ha decidido el gobierno enfrentar el problema de la vivienda con un ambicioso programa que consiste en la construcción de dos millones de unidades en dos años. Pretende edificar en dos años las viviendas que no ha hecho en doce años. Para el financiamiento del plan Gran Misión Vivienda Venezuela, contará el gobierno con abundantes recursos provenientes de tres fuentes principalmente.

En primer lugar, los recursos del excedente petrolero, tomando como referencia que el precio petrolero se estimó en el presupuesto en US$ 40 por barril y actualmente excede los US$ 100 por barril. En segundo lugar, la liberación de tres puntos del encaje de los bancos y finalmente los fondos provenientes del endeudamiento recientemente autorizado por la Asamblea Nacional. Tendrá de esta manera el gobierno una cantidad incontable de dinero para adelantar la construcción de las viviendas prometidas a la población venezolana.

LA INFRAESTRUCTURA
Sin embargo, para construir viviendas el dinero, es decir, los recursos financieros, son fundamentales pero hacen falta terrenos aptos, proyectos de ingeniería e insumos tales como cemento, cabillas, acero, aluminio, madera y cerámica entre otros y sobre todo empresas que las construyan porque la autoconstrucción y los ensayos utópicos han degenerado en un fracaso estrepitoso.

Buena parte de las empresas constructoras desaparecieron y los empresarios o están presos o perseguidos. También hace falta electricidad para alumbrar los nuevos desarrollos habitacionales. Sucede que el gobierno expropió todas las empresas de cemento para crear la Corporación Socialista del Cemento y el resultado cuatro años después es que no se consigue cemento y existe un tráfico del que se negocia por parte de mafias ligadas a la administración de las empresas públicas.

En lo relativo al cemento, es tan grave la situación que ni siquiera el BCV publica las cifras sobre producción de este insumo y lo que es evidente es el tráfico de influencias y el peculado en las transacciones que se realizan entre el Estado que lo produce con déficit y el mismo Estado que los comercializa.

FALTA DE INSUMOS
En cuanto al acero, desde la expropiación de Sidor, la producción de acero ha disminuido más de 30% y por ello es que no hay cabillas suficientes. Lo mismo puede decirse del aluminio con declinaciones de la producción de más de 50% en cuatro años, tal como se informa en el gráfico. Es dramática la caída de la producción de cabillas hoy un monopolio en manos del Estado y que ha generado una monumental corrupción en la cual están vinculados directivos del PSUV.

El caso de la madera es patético: en Venezuela cerraron las fábricas de puertas y sin puertas no hay casas y por tanto las puertas hay que traerlas de Colombia, Brasil o China. El plan de viviendas requiere al menos ocho millones de puertas y en el país no hay capacidad para elaborarlas. A ello hay que agregar que de construirse las casas, habrá que aumentar por lo menos en 15% la generación de electricidad en un momento en el cual lo que se está aplicando es un plan severo de racionamiento.

Como puede verse, el gobierno no ha acertado con sus políticas y hoy el país sufre la carencia de insumos para la construcción y de electricidad, sin lo cual la vida de quienes no tienen vivienda se torna todavía más complicada. Lo que sí sabe hacer el gobierno es demagogia y politiquería con las necesidades de los pobres. La resolución del problema de la vivienda exige un cambio de enfoque que privilegio la acción conjunta del Estado y la empresa privada.

Tal Cual Digital

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