El Mono Jojoy ("mono" en colombiano significa "catire"), tal vez el jefe militar más conspicuo de las FARC, hace poco muerto en combate, emitió la tajante opinión de que el capitán de navío Rodríguez Chacín, quien fungía como contacto con las guerrillas colombianas, es "un bandido de siete suelas" y sobre Diosdado Cabello no fue menos hiriente: lo trató como "una de las peores ratas de la corrupción".
Por provenir de quienes vienen estas expresiones, que no son propiamente opositores venezolanos sino gente que de algún modo desarrolló vínculos con funcionarios de nuestro gobierno, se puede tener una muestra de porqué internacionalmente el prestigio de Chacumbele se ha venido al suelo.
Ya ni las FARC los toman en serio. Algo habrán hecho los mencionados caballeros en sus relaciones con las FARC como para que el Mono Jojoy llegara a calificarlos de esa manera.
¿Es dinero que salió y no llegó, quedándose por el camino? Vaya uno a saber. Pero lo cierto es que las FARC no parecían confiar mucho en quienes estaban encargados de contactar con esa fuerza.
No deja de ser sintomático que no sólo entre gobiernos y sectores políticos, unos más cerca que otros de Chacumbele, sino hasta entre fuerzas insurreccionales tipo FARC, que tampoco es que se distinguen por la pureza ética y moral, la gente de Chacumbele, y él mismo, hayan logrado el milagro al revés de despertar desconfianza y prevención.
Lo del recién extraditado colombo-sueco no debe haber contribuido a mejorar las relaciones. Bueno, aunque ellos son rojos, por lo visto no se entienden.
Tal Cual Digital
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