Los dos próximos años serán sin duda los años más oscuros de la llamada Revolución Bolivariana, un proyecto político militar de control autocrático del poder en Venezuela.
Sin embargo, muchos la mayoría de los venezolanos, continuamos con dignidad y a pesar de los obstáculos de todo orden, trabajando por la restitución de la democracia y el respeto a los derechos humanos en nuestro país.
Nuevamente se nos amenaza a los venezolanos que sólo aspiramos a que se respete la Constitución. La respuesta sólo tiene que ser una: No hay miedo, particularmente por dos razones, porque quien amenaza no tiene legitimidad para hacerlo y además porque ha demostrado ser ineficaz en sus promesas, siendo el dato más revelador de su gestión la ausencia de realizaciones.
El dialogo como fórmula que permita avanzar en la reconciliación y el progreso de la Nación, ha sido descartado por quien ejerce el poder en Venezuela y este solo pero significativo hecho está generando, muy lamentablemente, en todos los sectores, incluso entre los seguidores del Presidente de la República, tres factores claves que terminarán por derruir su poder: Frustración, Debilitamiento y Pérdida de Confianza.
Para muchos de los venezolanos de las próximas generaciones será un misterio sin duda, entender cómo fue posible que un país se quedara atrapado en una circunstancia fatal como la que ahora atravesamos.
Las causas todos las conocemos, los errores de una dirigencia de la cuarta y de la quinta que devino en espuria por no ser capaz de interpretar las oportunidades y desafíos de este país, pero además corrupta.
La única posibilidad de salir de este atolladero es construir una sociedad equilibrada, en democracia, donde estén representadas todas las tendencias y expresiones de un país, sin exclusiones de ningún tipo.
Con contrapesos horizontales efectivos y reales de los poderes públicos y también verticales producto de una genuina descentralización. Ese es el norte estratégico y no hay atajos, ni de izquierda ni de derecha, especialmente para los políticos y la Fuerza Armada Nacional, que esperen sobrevivir a esta debacle.
Tampoco serán admisibles imposiciones de los grandes sobre los pequeños. Todos los actores de esta historia tienen su espacio y su peso en este desafío que requiere para poder enfrentarse, de una combinación de elementos que se sintetiza en la palabra coraje, es decir la coincidencia de principios con acciones.
Los dos años más oscuros de la revolución están por comenzar. Y no hay amenaza que valga, especialmente contra los demócratas, los defensores de derechos humanos de este país y quienes aspiramos a una Venezuela posible.
Tal Cual Digital
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