Mucho se ha escrito sobre la crítica situación por la que atraviesa Egipto; la crisis ha sido objeto de consideración de los más importantes países del mundo hasta llegar a extremos chocantes de intervención de las grandes potencias mundiales en lo que debería ser la resolución propia y exclusiva de sus propios ciudadanos. Pero de igual manera como la cita histórica de "la guerra es demasiado importante para dejársela a los militares", de igual manera pareciera que la crisis egipcia es demasiado importante para dejársela sólo a los egipcios. Las democracias de las grandes potencias mundiales han encontrado en el autocrático gobierno egipcio un aliado coyuntural en la artificial paz del Medio Oriente, en la contención de los gobiernos fundamentalistas de África y el Medio Oriente, pero ha llegado el momento en que este aliado, otrora de gran utilidad, se ha convertido en un lastre para estas grandes potencias. Es imperativo para ellas lograr orquestar una transición del gobierno autocrático de Mohammed Hosni Mubarak a un nuevo gobierno, capaz de satisfacer las demandas mayoritarias de los ochenta millones de egipcios y el frágil equilibrio del Medio Oriente y el África insurgente. De igual manera lograr mantener una influencia significativa en la convulsiva región. La OPEC vio su alumbramiento, ya hace más de cincuenta años en El Cairo, Egipto, en una muestra de la particular influencia sobre el mundo árabe, sobre los países petroleros de la región que significaba Egipto en su momento. Si bien la importancia petrolera de ese país ha venido reduciéndose en el transcurrir de los años, no es menos cierto que Egipto juega un papel fundamental en la articulación política y económica entre todo el norte africano y el Medio Oriente. Egipto posee la mayor capacidad de refinación de toda el África, llegando la misma a casi un millón de barriles diarios. El país es desde hace dos años un importador neto de petróleo y un exportador neto de productos refinados para sus vecinos y Europa. El Medio Oriente, incluyendo la cuenca Mar Mediterráneo, posee más del 60% de las reservas petroleras de nuestro planeta. Las principales perturbaciones en los precios petroleros ocurridas en el pasado han estado ligadas a distintos acontecimientos políticos de la región. Los incrementos de precios de los crudos petroleros en 1957 como consecuencia del traspaso del Canal de Suez, la guerra de los seis días entre Egipto e Israel, la caída del Sha de Irán, los movimientos ocurridos por la invasión de Kuwait, la invasión de Irak, todos ellos demuestran el impacto sobre los precios del petróleo derivado de la inestabilidad política de la región. El canal de Suez, no obstante los esfuerzos de ampliación que se proyectan del mismo, ha perdido importancia en el mundo petrolero, hay una creciente disminución de tanqueros petroleros y por otra parte un importante aumentos del flujo de buques metaneros. De igual modo el oleoducto Suez Mediterráneo presenta una reducción de casi un 50% en el flujo de crudos y productos a través del mismo. Lo preocupante del caso egipcio es el posible efecto político dominó que pudiera tener sobre los distintos regímenes en el resto de África y el Medio Oriente, con las imponderables consecuencias sobre la mayor producción de crudo en el mundo. El tema petrolero es una consecuencia de la inestabilidad política. Tal Cual Digital
lunes, 14 de febrero de 2011
Impacto egipcio
De igual manera como la cita histórica de "la guerra es demasiado importante para dejársela a los militares", de igual manera pareciera que la crisis egipcia es demasiado importante para dejársela sólo a los egipcios
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