¿Por qué cada vez hay más desconfianza y críticas sobre las cifras y estadísticas que publica el gobierno y las instituciones del Estado, relativas a la economía, la inseguridad (homicidios, secuestros, etc.), salud, educación, y otros ámbitos de la sociedad? ¿Por qué, a su vez, la gestión del gobierno cada día es menos transparente y descalifica las cifras presentadas por instituciones y organizaciones de la sociedad civil creando un ambiente de confusión con respecto a la veracidad de las mismas, tal como ocurre con las cifras de homicidios, cantidad de toneladas de alimentos podridos, por citar algunos ejemplos? Hay muchas razones que explican esta situación y de ellas destacan dos en particular. La primera, es que si bien es cierto que todo gobernante tiene, en mayor o menor medida, aversión a las estadísticas por cuanto estas son indicadores de la realidad y sirven para evaluar la responsabilidad que tiene un gobierno en los problemas que competen a su gestión; esta aversión alcanza proporciones ilimitadas cuando el gobierno es intolerante y su propósito es perpetuarse en el poder. En pocas palabras, mientras menos tolerante y más mediocre sea la conducta y la gestión de un gobierno, menos proclive será a la aceptación de estadísticas que escapen de su control y más opaco será también el manejo de los recursos públicos y la información sobre los resultados de su gestión. La segunda razón es que mientras mayor sea la concentración de poder en manos de una sola o de pocas personas, característica común en los regímenes políticos de inspiración totalitaria, al sustituirse la separación de poderes por un esquema donde se fusiona Estado-gobierno-partido único, se elimina la posibilidad de que instituciones del Estado funcionando de manera autónoma puedan elaborar estadísticas confiables sin que las mismas estén sujetas a la manipulación para complacer a la élite en el poder. La experiencia histórica revela cómo en el “socialismo real” que imperó en la extinta Unión Soviética, China y Alemania Comunista, y que aún persiste en Cuba, las estadísticas se convirtieron en un componente muy importante del poderoso aparato propagandístico de estos regímenes, utilizadas para ocultar la realidad, magnificar logros, y maquillar el fracaso, fundamentalmente, en el campo de la economía. LA TRÁGICA REALIDAD Estas dos razones están presentes en Venezuela aun cuando no se ha llegado todavía a los niveles de control absoluto de la sociedad como en los citados países. Sin embargo, la tendencia marcha en esa dirección. Por eso no es casual que instituciones del Estado, no del gobierno, que en el pasado contaron con una autonomía de gestión bastante aceptable, que estuvieron dirigidas por funcionarios que no participaban militantemente en el partido de gobierno asumiendo roles protagónicos, como en el caso de Pdvsa, BCV e INE, por citar algunas, hoy estén conducidas por operadores políticos comprometidos con el proyecto revolucionario. La conversión de instituciones del Estado en aparatos políticos del gobierno y del partido, hace que la tentación para manipular u ocultar cifras y estadísticas sea cada vez mayor, por que se trata de defender a toda costa el supuesto éxito del “Socialismo del Siglo XXI”. Es en este contexto en el que hay que analizar y debatir las cifras y estadísticas oficiales. Por ejemplo, las tasas de homicidios y delitos son demasiado importantes porque si no se conoce la magnitud de este cáncer social que está desangrando al país, difícilmente puede diseñarse y ejecutarse políticas públicas eficaces para combatirlo. En el campo económico, las dudas y críticas cada vez son mayores por las inconsistencias de las mismas. Es el caso de las cifras de producción y exportación que viene reportando Pdvsa. Las mismas no coinciden con las informadas por la OPEP y agencias internacionales especializadas como la Agencia Internacional de Energía. DESEMPLEO Y en cuanto a las cifras del BCV, es difícil creer que haya habido una desaceleración tan importante en la caída del PIB, cuando persisten los mismos problemas que influyeron en el primer trimestre 2010: crisis eléctrica no resuelta, alta inflación, caída del consumo privado incluso mayor, y restricciones en la liquidación de divisas. LA FRASE “Las tasas de homicidios y delitos son demasiado importantes porque si no se conoce la magnitud de este cáncer social que desangra al país, difícilmente puede diseñarse y ejecutarse políticas eficaces para combatirlo” Tal Cual Digital
Cuando estos regímenes se derrumbaron quedó al desnudo la trágica realidad que por mucho tiempo estuvo ocultada por cifras y estadísticas tramposas, confeccionadas a la medida de los intereses de la élite gobernante.
Las tasas de desempleo y pobreza que publica el INE son otro caso. Es incongruente que mientras la economía lleva cinco trimestres consecutivos de caída, el desempleo desciende en el segundo trimestre de 2010, igual que el porcentaje de pobres (cifras 2009), a pesar de la alta inflación, deterioro del salario real y el menor consumo.
lunes, 30 de agosto de 2010
Las estadísticas tramposas
El aparato propagandístico del gobierno oculta las cifras de la realidad. Las fuentes de información, Pdvsa, BCV e INE, están conducidas por operadores políticos comprometidos con el proyecto revolucionario
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